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Thursday 30 October 2008

Las exposiciones y museos de arte: el hecho diferencial.


Os dejo aquí un extracto de un texto que llegó a mis manos,que trata sobre el panorama de la museografía,y que a muchos les será de gran interés:

[...Es difícil extraer conclusiones sobre el panorama de la museografía en las exposiciones y museos de arte; naturalmente hay propuestas valientes, inteligentes y con voluntad de alcanzar a un público variado. Sin embargo predomina la museografía conservadora, vacía y elitista; predomina la exposición al servicio de una supuesta elite intelectual y a espaldas del público; parece como si algunos museólogos sólo confiaran en el valor de "talismán" y mágico que tiene el arte, impidiendo a la mayoría acercarse a él. Y, cuando, alguna vez esta raza de museólogos desciende de su ajado Olimpo, y accede a "divulgar" el arte almacenado, mejor que expuesto, en el museo que la sociedad toda le ha confiado, lo hace de forma condescendiente, como si graciosamente "vulgarizara" su saber para que estos pobres visitantes puedan entender algo. Ante esta situación, cabria recordar que las colecciones públicas fueron creadas para el goce de todo el público, que se sostienen con recursos públicos y que están al servicio de la instrucción publica. Si los artistas, museólogos y los historiadores del arte no acceden a sociabilizar sus conocimientos, corren el riesgo de perder su propia libertad de trabajar. No podrán lamentarse después del escaso interés del "vulgo" por su obra; habrá sido el resultado de un conjunto largo y sostenido de acciones, prejuicios y omisiones deliberadas.]

Referencia:
Joan Santacana.: "Bases para una museografía didáctica
en los museos de arte".
En: Enseñanza de las Ciencias Sociales. Revista de
investigación. Barcelona. Número 5. Marzo de 2006

2 comments:

Mª Ángeles Díaz said...

Desde mi punto de vista el “museólogo”, el “historiador del arte” y todos esos “especialistas” no es que no quieran descender a explicar el arte, es que ellos no tienen ya ese conocimiento.
Desde hace tiempo hay personas cuyo pensamiento ha revelado en nuestros días la verdadera intelectualidad y nos han ayudado a comprender qué es el arte, y dentro de éste el sentido y significado de los museos, cuya función primera es servir de “recipientes” para albergar los testimonios de la cultura de nuestros antepasados y portadores de ideas. Este el caso de Ananda K. Coomaraswamy, quien ostentó en Boston el cargo de Conservador del Museo de Bellas Artes dentro de la sección del Arte Hindú y Oriental.
Este autor recordaba siempre que la palabra Museo procede de Musa, y se preguntaba: ¿para qué sirve en realidad un museo?
Hago un pequeño extracto de su pensamiento vertido en uno de sus libros titulado “La Filosofía Cristiana y Oriental del Arte”, donde este preclaro autor nos hace replantear cosas como estas:

“Imaginemos que estamos examinando una exposición de objetos griegos, y que invitamos a Platón para que nos haga de docente. El no sabe nada de nuestra distinción entre bellas artes y artes aplicadas. Para él, la pintura y la agricultura, la música y la carpintería o la alfarería son todas por igual clases de poesía o de creación. Y como dice Plotino, siguiendo a Platón, las artes como la música o la carpintería no están basadas en un saber humano, sino que deducen sus principios del mundo ideal.
(…) Si un poeta no es capaz de imitar las realidades eternas, sino tan sólo las variaciones del carácter humano, no puede haber lugar para él en una sociedad ideal, por exactas o fascinantes que sean sus representaciones.
(…) Está claro que el museo perfecto debe ser el enemigo jurado de los métodos de enseñanza actualmente imperantes en nuestras escuelas de arte.
(…) Platón no podía haber visto ninguna diferencia entre el matemático emocionado por una “bella ecuación” y el artista emocionado por su visión formal.
(…) Desde un punto de vista intelectual, las pinturas sobre arena de los indios americanos son de un género superior al de cualquier pintura producida en Europa o América (…) Como a menudo me ha observado el director de uno de los cinco mayores museos de nuestros estados del Este: desde la Edad de piedra hasta ahora, ¡qué decadencia! Decadencia en cuanto a intelectualidad, no en cuanto a bienestar material. Una de las funciones de una exposición de museo bien organizada debería ser la de desinflar la ilusión del progreso.
(…)El artista abstracto moderno olvida que el formalista neolítico no era un decorador de interiores, sino un hombre metafísico que veía la vida como un todo.
(…) El arte no es algo tangible. No podemos llamar “arte” a una pintura. Como denotan palabras como “artefacto” y “artificial”, la cosa hecha es una “obra de arte”, “hecha con arte”, pero no arte en sí misma; el arte permanece en el artista, y es el conocimiento que permite hacer las cosas.
(…) Lo que hay que estimular es la inteligencia y no los sentimientos refinados.
(…) El artista delicado y el atleta brutal son despreciables por igual.”

Disculpad lo extenso del comentario. De todos modos podéis cortar por donde consideréis.
Un saludo cordial

Unknown said...

Yo, personalmente, pienso que se refiere más al hecho que el "Arte" es un medio/sistema de comunicación (como prefiramos llamarlo) que tiene un emisor, el artista/el critico/comisario/historiador; un lenguaje con el que se expresa, la obra de arte/un articulo/una exposición;y un receptor, el público, que es muy diverso.
En el momento en cual el emisor utiliza un lenguaje que el receptor no entiende, da igual el resto, el emisor no comunica nada y sus ideas se quedan en el vacio.
A las personas hay que hablarles en su idioma, si queremos que nos entiendan...
De nada sirve, que un museo organice una exposición fantástica con unas actividades increibles, si el discurso del guía es el mismo para un catedrático que para un niño de 3 añitos, logicamente, debe ser diferente...
De nada sirve, que un artista se queje de que no vende, si el público no es capaz de entender lo que ve u oye...
De nada sirve, que un comisario organice una exposición técnicamente perfecta e innovadora, si no tiene en cuenta el público que la va a visitar, nadie la entiende...
Queramos o no, nosotros historiadores, criticos, museólogos, artistas, ect. debemos adaptar nuestro lenguaje según el público al que nos dirijamos.

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